martes, 1 de junio de 2010

EUGENESIA


La eugenesia busca la transformación de la sociedad mediante un esquema que aspira a la perfección. Una supuesta perfección según el diseño de una élite que, como en tantos otros casos, conlleva la exclusión de puntos de vista diferentes. Nace y se desarrolla en Inglaterra en un entorno en el que la ciencia va ampliando sus posiciones en una sociedad cada vez más partidaria del positivismo.

No es exacto decir que la eugenesia es consecuencia de determinadas “teorías evolutivas” (selección natural, eficacia del más apto, competición y lucha por la supervivencia) sino que ambas, eugenesia y dichas teorías” son el fruto de un entorno social, de una época imperialista cuyo desarrollo se apoya en una ciencia positivista.

La eugenesia y el darwinismo tienen sus orígenes muy próximos. Aquella doctrina fue elaborada en buena parte en la década de los sesenta del siglo XIX por Francis Galton (1822-1911), primo segundo de Charles Darwin, quien basándose en sus propias observaciones acerca de la herencia de caracteres físicos y psíquicos, propone que las capacidades de cada individuo vienen genéticamente determinadas, y que el ambiente puede hacer poco para su modificación. Galton había estudiado en Cambridge en donde adquirió una sólida formación en ciencias y en matemáticas. Si bien algunas de sus aportaciones a una estadística incipiente parecen ser de indiscutible mérito, sin embargo, los resultados de sus estudios sobre la herencia del talento y de la inteligencia serían algo más discutibles.

Galton, que después de sus estudios en Cambridge fue un consumado explorador y miembro de la Royal Geographic Society, fue el fundador y primer presidente de la Eugenics Society. En 1905 sostuvo la necesidad del certificado prematrimonial para asegurar la idoneidad eugenésica de los contrayentes, idea que cobró interés en muchos países y fundó en la Universidad de Londres un laboratorio de eugenesia que poco después de su muerte recibió el nombre de Galton Eugenics Laboratory. En 1908 se creó la Eugenics Education Society con el fin de impulsar estos estudios.

En su obra titulada “Sir Francis Galton (From African Exploration to the Birth of Eugenics)”, Nicholas Wright Gillman nos habla del artículo “Hereditary talent and carácter” firmado por el protagonista de su libro y publicado en el Macmillan’s Magazine de 1865. Dice:

La segunda parte del artículo de Galton era un intento inconexo de construir su demostración de que el talento es heredable. Empieza desarrollando la noción de que el apareamiento selectivo podría utilizarse para potenciar una casta con cualidades ventajosas, y para desaconsejar la propagación de una segunda casta de cualidades menos deseables. Estas nociones se incorporaron después en los conceptos de Eugenesia Positiva y Eugenesia Negativa. Una de las ideas más notables en este artículo, para la cual no se presentó justificación científica, era que los embriones de cada generación surgían a partir de los embriones de la generación anterior. Esto anticipó en más de veinte años a la teoría soportada experimentalmente de la continuidad del plasma germinal de August Weissmann.

Pero lamentablemente, la teoría de Weismann no tenía ningún soporte experimental. Los experimentos que pretendidamente la apoyaban eran más que nada pruebas de la crueldad de su autor. Al contrario de lo que indica este párrafo, la teoría de Weismann se mantuvo durante muchos años precisamente porque venía a apoyar las tesis eugenésicas de Galton y de paso, convenía al darwinismo. No en vano, Weismann fue nombrado en 1904 Presidente Honorario de la Society for Racial Hygiene. Pero no es esta la única conexión entre (neo)darwinismo y eugenesia.